jueves, 20 de noviembre de 2025

LA ANOMALIA DEL MAR BALTICO




Lo que comenzó como una expedición submarina rutinaria en busca de un barco con cargamento de  champán terminó convirtiéndose en un misterio. En 2011, el explorador sueco Dennis Åsberg, cofundador de Ocean X, vio en la pantalla del sonar algo que jamás olvidaría: “Esta cosa aparece de golpe en la pantalla… estamos hablando de 60 metros de diámetro, una cosa redonda en medio del océano” Lo que a simple vista parecía un círculo perfecto escondía detalles que desafiaban cualquier explicación natural: pasillos, ángulos de 90 grados, paredes lisas e incluso un agujero que parecía “respirar”, expulsando y absorbiendo sedimento como si tuviera vida propia. Los buzos que descendieron informaron de temperaturas anómalas cercanas a cero grados y se toparon con un material tan duro que no pudieron ni siquiera tomar muestras adecuadas. Bajo el sedimento, todo era de un tono “oscuro, casi negro” 

Pero el desconcierto no acababa en la forma del supuesto "objeto". Desde las primeras expediciones, anotaron fallas en los equipos cuando se acercaban a la anomalía: GPS inutilizados, drones y ROV que se apagaban sin razón aparente, radares que mostraban ecos inexistentes y brújulas que giraban sin sentido. “Hace que nuestros instrumentos se vuelvan locos… rompe el GPS, los ROV, los drones” relató Dennis, convencido de que la zona emite algún tipo de anomalía electromagnética todavía inexplicada  Además hay que sumar fenómenos meteorológicos puntuales —incluyendo tormentas eléctricas localizadas únicamente sobre el punto del hallazgo— que se repitieron año tras año, siempre en torno al "objeto".

Para su descubridor hay otro aspecto inquietante en esta historia, la presencia constante de barcos militares por la zona. Dennis asegura haber filmado naves francesas, alemanas, británicas y estadounidenses merodeando sin explicación alrededor del área de estudio, e incluso una corbeta sueca que se acercó directamente a su embarcación. Sin embargo, cuando preguntó a las autoridades militares si habían estado allí, la respuesta fue un desconcertante —y, según él, falso— “no” repetido varias veces: “Yo los he filmado… y no dijeron nada” 

El descubrimiento originó un gran debate en redes sociales pero pareció estancarse hasta que en 2024, de un dato que reabrió el caso por completo. El sub-bottom profiling reveló que la estructura no está unida al lecho marino: “No es una formación geológica” sentenciaron los científicos involucrados tras revisar los datos. Entre las teorías en juego para explicar esta famosa anomalía, que muchos ven similitudes con el Halcón Milenario de las Guerra de las Galaxias, Dennis maneja dos posibilidades. La primera: que se trate de una estructura artificial muy antigua, quizá construida antes de la Edad de Hielo, cuando el nivel del agua era diferente. La segunda: que el objeto sea un artefacto no humano, una tecnología desconocida que encajaría con los fenómenos electromagnéticos recurrentes y el silencio militar que rodea el caso.

Lo que sí descartan tanto científicos como geólogos es lo que no es: ni volcán, ni meteorito, ni formación rocosa, ni simple bloque glaciar. Nada encaja con los ángulos rectos, los pasillos o el círculo perfecto de 60 metros. Lo curioso, para añadir más misterio al asunto, es que un día después de una expedición en 2023, un meteorito explotó sobre el propio mar Báltico. “Hubo un boom sónico y mucha gente lo vio” recuerda Dennis, sin afirmar conexión alguna pero admitiendo que la coincidencia resulta difícil de ignorar 

En una reciente entrevista el explorador señala que: “Tengo que saber la verdad. No puedo dejarlo”. Después de 13 años de expediciones, fallos electrónicos, vigilancia militar y datos que desafían cualquier explicación geológica, Åsberg continúa convencido de que está ante algo único: “Tiene ángulos rectos, paredes, pasillos, agujeros… incluso una pieza triangular perfecta. Nunca he visto nada parecido” 


(Entrevista: “We Found A UFO At The Bottom Of The Baltic Sea!” -Treasure Hunter Dennis Asberg)




JOSE ANTONIO CARAV@CA


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jueves, 6 de noviembre de 2025

EL MAYOR PROGRAMA SECRETO DE OVNIS DEL GOBIERNO DE EE. UU. SE GESTÓ EN LAS VEGAS





Durante décadas, las autoridades estadounidenses insistieron en que los avistamientos de objetos no identificados eran, en su inmensa mayoría, fenómenos explicables. Pero en los despachos de inteligencia y dentro del Pentágono existía otra verdad: una carrera militar clandestina, un pulso tecnológico para intentar descifrar el modo en que operan las misteriosas naves vistas en los cielos y océanos desde hace más de 80 años. Esa carrera, y el mayor programa de investigación ovni jamás financiado por el Gobierno de EE. UU., tuvo su cuartel general en Las Vegas. Eso al menos asegura el periodista George Knapp, del canal 8 News Now en una reciente entrevista para un canal de televisión de Las Vegas. Knapp se refiere al AAWSAP (Advanced Aerospace Weapons System Application Program) que fue gestionado en total secreto con un presupuesto inicial de 22 millones de dólares, gracias al impulso directo del fallecido senador por Nevada, Harry Reid. Reid, antes de morir, aseguró que existe un desafio entre potencias por conocer esta realidad: “La carrera es real y será mejor que la ganemos.”

Durante más de ocho décadas, EE. UU. dijo públicamente que los ovnis no representaban un peligro. Sin embargo, puertas adentro, las agencias de inteligencia reconocían que era necesario adelantarse a Rusia y China en la comprensión, y eventual reproducción, de la tecnología desconocida vista repetidamente por pilotos y radaristas.

Knapp afirmó que: “Las agencias de inteligencia y el Pentágono reconocieron que existe una competencia extremadamente seria para descifrar la tecnología UAP antes de que lo hagan Rusia o China.”

El Dr. Lacatski, agente de carrera de la DIA (Defense Intelligence Agency), pasó décadas analizando tecnología enemiga capaz de destruir naciones enteras. Su compromiso con el secreto era absoluto. Knapp lo describe así: “Era y es un guardián de secretos, y consideraba su juramento y su autorización de seguridad como algo sagrado.”

Hoy, retirado parcialmente, comparte con extremo cuidado aquello que aún puede divulgar. Lacatski fue quien diseñó y dirigió AAWSAP, despues de conocer los extraños eventos extraños que ocurrían en el denominado Skinwalker Ranch, un remoto enclave de Utah conocido por fenómenos inexplicables. Tras visitar el lugar acompañado por su propietario, Robert Bigelow, quedó convencido de que había que investigar a fondo estos hechos anómalos: “Queremos aprender qué puede convertirse también en un arma. Y básicamente ese era nuestro trabajo.”

AAWSAP se alojó dentro de una filial de Bigelow Aerospace y reunió un equipo de 50 investigadores a tiempo completo, operando en casi total clandestinidad. Sus resultados fueron extraordinarios:

114 informes técnicos y científicos.

La mayor base de datos ovni del mundo, compilada por personal del gobierno.

Casos verificados por radar, pilotos y testigos profesionales.

Han pasado catorce años desde el fin oficial del programa, y la DIA aún no ha desclasificado los archivos. Pero Lacatski sí lo ha hecho parcialmente a través de su nuevo libro, New Insights, que presenta material extraído directamente de esos informes. Knapp subraya que: “El material del libro proviene de archivos del gobierno… recopilado por personal del gobierno en un programa financiado por el gobierno.”

Las revelaciones contenidas en esos archivos son inquietantes según el periodista de Nevada:

1.- Naves gigantes que cambiaban de forma en pleno vuelo, observadas por pilotos comerciales.

2.- Testigos que sufrieron cambios fisiológicos tras un encuentro cercano.

3.- Consecuencias médicas severas en múltiples casos investigados.

4.- Fenómenos paranormales en hogares de personas que previamente habían visto luces o triángulos en el cielo.

5.- Actividad extrema en torno a Skinwalker Ranch, incluyendo criaturas, mutilaciones y episodios semejantes a los “hombres de negro”.

Quizás la afirmación más sorprendente que Lacatski reconoce abiertamente es que el gobierno de EE. UU. posee al menos un artefacto recuperado de origen desconocido.

Knapp confirmó que: “El gobierno tiene en su poder, al menos, una nave recuperada de origen desconocido… una máquina voladora sin alas, sin motor, sin combustible y sin depósitos de combustible.” Cuando Knapp le preguntó cómo puede un objeto sin motor ni alas ser considerado un vehículo, Lacatski responde sin rodeos: “Puedes verla volar. Quiero decir… puedes estar bastante seguro de que no estamos tratando con humanos.”

Aunque AAWSAP estaba cumpliendo todos sus objetivos en apenas 27 meses, la financiación se cortó bruscamente. Las teorías abundan, pero un correo del propio Lacatski apuntó al responsable decisivo: Harry Reid. El senador temía que detalles del programa se filtraran desde su oficina, donde sospechaba que alguien estaba infiltrado para sabotear su campaña de 2010. Knapp señala que: “Él estaba preocupado de que la historia saliera a la luz. Que nos afectara… que dejara de ser senador de los Estados Unidos.”

Paradójicamente, Reid ganó con holgura y, ya como líder de la minoría, garantizó que parte de la investigación continuara en otros canales.

Aunque evidentemente no se trata de una divulgación oficial, Lacatski está convencido que: “Podemos estar bastante seguros de que no son humanos.”

Ahora solo falta una confirmación o validación oficial para estas sensacionales informaciones que siguen, al igual que los ovnis, en el aire...




JOSE ANTONIO CARAV@CA


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lunes, 3 de noviembre de 2025

EL ENCUENTRO CERCANO ENTRE HYNEK Y SPIELBERG




En 1977, el estreno de la esperada Close Encounters of the Third Kind (Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, traducida en España como Encuentros en la Tercera Fase) marcó un antes y un después en la historia del cine de alienígenas. Más allá de sus efectos visuales revolucionarios o la partitura inolvidable de John Williams, la película fue, el primer reflejo fiel en la gran pantalla de lo que era el fenómeno OVNI alejado del sensacionalismo y de la fantasía desbordada que hasta entonces dominaban las historias sobre extraterrestres en el cine. Y todo fue posible gracias al encuentro del director Steven Spielberg con el astrónomo y ufólogo Dr. J. Allen Hynek, cuya investigación científica inspiró directamente el título, la estructura y el tono general de la historia.

Hynek, harto conocido en el medio ufológico internacional, y considerado por muchos como el padre de la ufología científica, había publicado en 1972 su libro The UFO Experience: A Scientific Inquiry, donde propuso una tipología rigurosa para clasificar los incidentes OVNIs: los encuentros cercanos del primer, segundo y tercer tipo. Aquella idea, nacida de su trabajo como asesor de la Fuerza Aérea estadounidense en proyectos como Blue Book, llamó poderosamente la atención de Spielberg, quien buscaba una aproximación más seria y documental al misterio de los platillos volantes de lo que hasta la fecha había ofrecido Hollywood.

De hecho el joven cineasta convirtió el texto de Hynek en lectura obligatoria para todo su equipo creativo para que supieran captar la idea de su guión. Incluso cambió el título definitivo de la película por Close Encounters of the Third Kind. Sin embargo, en un primer momento, ese homenaje casi provoca un conflicto entre el científico y el estudio.

El 8 de enero de 1976, Hynek envió una carta a Columbia Pictures expresando su malestar al descubrir, por una revista, que el título de su libro sería usado en una película de Spielberg. Aunque el astrónomo se sintió halagado por la inspiración, lamentó no haber sido informado directamente por el afamado director.

Spielberg personalmente respondió con una carta de disculpa, explicando que había sido un amigo quien le sugirió el título tras leer la obra de Hynek. El malentendido se resolvió amistosamente mediante un acuerdo de compensación y colaboración profesional. La productora pagó a Hynek:

• 1.000 dólares por el uso del término Close Encounters of the Third Kind.

• 1.000 dólares adicionales por los derechos para emplear historias y conceptos de su libro.

• Y 500 dólares diarios durante tres días como asesor técnico en el rodaje.

Hynek, con su característico humor, más tarde comentó: “Nunca pensé que un profesor de astronomía caería tan bajo”, y bromeó diciendo que si Spielberg hacía una secuela, “esperaba ser un mejor hombre de negocios la próxima vez”. A pesar del tropiezo inicial, Hynek y Spielberg desarrollaron una relación cordial. El científico fue descrito por sus colegas como un hombre tranquilo, poco dado a la confrontación y siempre dispuesto a colaborar. 

Durante el rodaje, Hynek pasó tres días en el set de Mobile, Alabama, donde un hangar fue transformado en el escenario del encuentro final con la nave nodriza. Escena cumbre del film. Allí, además de asesorar en aspectos técnicos, tuvo una breve aparición en pantalla: un cameo de apenas seis segundos, en el que se lo ve avanzando hacia la nave con su inconfundible barba y pipa, mientras otros científicos observan asombrados el encuentro con los alienígenas. Spielberg había filmado originalmente una versión más larga en la que los extraterrestres interactuaban con Hynek, pero el propio astrónomo agradeció que esa parte fuera eliminada, considerándola “cursi como el infierno”.

Evidentemente la influencia de Hynek se extendió mucho más allá del título. Varias escenas se inspiraron directamente en casos reales documentados en su obra, como el del policía Dale Spaur, quien persiguió un objeto luminoso durante kilómetros, recreado casi al detalle en la secuencia de los patrulleros.

El personaje del investigador francés Claude Lacombe, interpretado por François Truffaut, fue un homenaje al colega y amigo de Hynek, el científico francés Jacques Vallée. El diseñador de efectos especiales Douglas Trumbull explicó que la visión de Spielberg, en sintonía con la de Hynek, era “mostrar la fascinación, la belleza y el asombro” del contacto con lo desconocido, en lugar del terror y la invasión.

Tras el estreno, Hynek se declaró “muy complacido” con la película y confesó que “amaba a Spielberg”. Su participación lo catapultó a la cultura popular: su nombre apareció en programas de televisión, artículos de prensa y hasta en el juego de mesa Trivial Pursuit.

Close Encounters provocó un auténtico fenómeno social. El Centro para Estudios OVNI (CUFOS), fundado por Hynek, recibió una avalancha de informes de avistamientos, donaciones y solicitudes de información. Incluso Spielberg realizó una contribución económica al centro, como muestra de gratitud.

Hynek esperaba que la película ayudara a que hablar de OVNIs dejara de ser una “mala palabra”. Su deseo se cumplió en parte ya que el filme legitimó el tema en la cultura de masas y abrió la puerta a un debate más formal.

Con el paso de los años, Close Encounters of the Third Kind ha mantenido su estatus como un hito cultural y una obra fiel al enigma OVNI. En ese sentido, podríamos decir que la relación entre Hynek y Spielberg fue, en sí misma, un “encuentro cercano” del mejor tipo.



JOSE ANTONIO CARAV@CA

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domingo, 19 de octubre de 2025

ELIZONDO: MAESTRO DE LA CONFUSIÓN



Luis Elizondo, sin duda, es una de las figuras centrales de la nueva narrativa UAP, pero sus tácticas comunicativas lo han convertido, con el paso del tiempo, en la personificación del trilero que juega con la ambigüedad de forma constante para mantener su status de "garganta profunda." Desde que se dio a conocer en 2017, sus apariciones públicas y entrevistas han seguido un patrón calculado y ajustado a guión, del que nunca se sale. Su discurso está medido al milímetro para aparentar siempre que sabe mucho mas de lo que cuenta. De hecho, esto se cumple a rajatabla en una de sus últimas entrevistas donde ha hablado del caso Roswell, en su tono habitual, de abrir y cerrar la puerta en un segundo: "Lo que se me ha permitido decir es que se recuperaron muestras biológicas en el accidente de Roswell". Siempre se escuda en declaraciones que remiten a supuestas restricciones de seguridad que le impiden hablar, aunque si le está permitido soltar "titulares". Esta táctica ya aburre. 

Desde hace 8 años, el bueno de Elizondo no hace más que avivar la constante promesa de grandes revelaciones, siempre a punto de materializarse pero que nunca llegan. Y aunque parezca increíble este es el motor que lo mantiene relevante en ciertos sectores de la ufología norteamericana. Ni sus meteduras de patas injustificables presentado fotografías UAPs falsas ha hecho que, por el momento, se le relegue de su trono nunca merecido.




JOSE ANTONIO CARAV@CA


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jueves, 11 de septiembre de 2025

NUEVA AUDIENCIA UAP: CONGRESISTAS DENUNCIAN SECRETISMO Y EXIGEN DESCLASIFICACIÓN

 




En una nueva audiencia celebrada en el Congreso de Estados Unidos (09/09/25), el tema de los Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP, por sus siglas en inglés) volvió a colocarse en el centro del debate nacional. En esta nueva audiencia, legisladores y testigos coincidieron en un mismo eje: las amenazas a la seguridad nacional, los encubrimientos sistemáticos por parte del Gobierno y las represalias sufridas por denunciantes que se atrevieron a sacar la verdad a la luz.

La sesión, presidida por Anna Paulina Luna (republicana por Florida), llevó por título: “Restauración de la confianza pública a través de la transparencia de los UAP y la protección de los denunciantes”. Luna abrió con un discurso enérgico:

“No se trata de ciencia ficción ni de especulación. Se trata de seguridad nacional, de responsabilidad del Gobierno y del derecho del pueblo estadounidense a la verdad”.

ACUSACIONES DE ENCUBRIMIENTO

Luna denunció que los canales oficiales creados para recibir denuncias —como la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO)— se han convertido en “cementerios de testimonios” y acusó al exdirector Sean Kirkpatrick de “mentiroso documentado”. Aseguró que existen pruebas de tecnologías que superan las capacidades actuales conocidas y criticó que informes recientes han omitido datos clave de agencias como la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.

“El pueblo estadounidense no necesita que se le proteja como a un niño. Lo que no puede tolerar es un gobierno que oculta la verdad y castiga a quienes se atreven a hablar”, advirtió Luna.

EL PRIMER TESTIMONIO: EL “CUADRADO ROJO” DE VANDENBERG

El primer testigo, Jeffrey Nuccetelli, exoficial de policía militar de la Fuerza Aérea, relató múltiples incidentes entre 2003 y 2005 en la Base Aérea Vandenberg, sede del Proyecto Nacional de Defensa de Misiles.

El más impactante fue el denominado “Plaza Roja de Vandenberg”: Contratistas de Boeing observaron un cuadrado rojo brillante suspendido sobre instalaciones críticas. Esa misma noche, guardias reportaron una enorme nave triangular, “más grande que un campo de fútbol”, que flotó durante 45 segundos antes de dispararse a velocidad imposible. Otro evento incluyó un objeto que descendió en la pista de la base y luego despegó con aceleración inexplicable.

Nuccetelli aseguró que testigos fueron amenazados e intimidados para que guardaran silencio. Él mismo relató haber visto, en 2005, una esfera luminosa de unos 30 pies que descendió sobre su patio trasero antes de elevarse y desaparecer entre las estrellas.

“Hoy la pregunta no es si estos eventos son reales, sino si tenemos el valor de enfrentarlos”, afirmó.

ALEXANDRO WIGGINS: LOS “TIC-TAC” EMERGIDOS DEL OCÉANO

El jefe Alexandro Wiggins, especialista en operaciones de la Marina de EE. UU., narró un episodio ocurrido el 15 de febrero de 2023 frente a la costa sur de California, a bordo del USS Jackson: observó un objeto autoluminoso en forma de “tic-tac” que emergió del océano y se unió a otros tres objetos similares. Los cuatro desaparecieron de manera sincronizada y a altísima velocidad, sin estampidos sónicos ni señales de propulsión. Los datos fueron corroborados por sensores y grabaciones a bordo, algunas de las cuales ya han sido divulgadas por periodistas: “Cuando las tripulaciones observan objetos que desafían perfiles conocidos, eso es un problema de seguridad aérea y marítima. Debemos poder reportar sin temor a represalias”, enfatizó Wiggins.

El marino pidió al Congreso que garantice canales confidenciales para los denunciantes y que se desclasifiquen datos técnicos cuando sea posible, como registros infrarrojos y parámetros de radar.

EL PERIODISTA GEORGE KNAPP: LAS ACUSACIONES MAS GRAVES

El periodista de investigación George Knapp, con más de tres décadas cubriendo el fenómeno OVNI, aportó uno de los relatos más contundentes y polémicos de la audiencia. Su intervención puso sobre la mesa nombres, corporaciones y programas que, según él, forman parte de una red de ocultamiento deliberado del tema UAP. Knapp recordó su primer gran caso en 1989, cuando entrevistó a Bob Lazar, quien afirmó haber trabajado en la instalación S-4, cerca del Área 51. Lazar describió un programa secreto de ingeniería inversa destinado a desarmar naves no humanas recuperadas tras estrellamientos de OVNIs. Aunque en su momento fue ridiculizado, Knapp señaló que con los años ha encontrado documentación oficial y múltiples testigos que refuerzan la veracidad de esas afirmaciones: “A través de la Ley de Libertad de Información (FOIA) hemos obtenido papeles militares e informes de inteligencia que contradicen la versión oficial: el Gobierno sí sabe de estos objetos, los estudia y los ha tratado como materiales tangibles, no como ilusiones”, sostuvo. Knapp acusó directamente a contratistas privados, en particular a Lockheed Martin, de haber retenido materiales provenientes de estos programas secretos. Según su investigación, durante los años del programa AATIP, el empresario aeroespacial Robert Bigelow y un colega de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) se reunieron con altos ejecutivos de Lockheed para negociar la entrega de fragmentos de origen desconocido, almacenados en una instalación de California. “Ese material no fue fabricado aquí. Lockheed Martin lo mantuvo oculto durante años, lejos del escrutinio del Congreso y del público”, denunció Knapp.

El periodista también fue explícito al mencionar nombres propios asociados al secretismo. Uno de ellos fue Glenn Gaffney, ex alto funcionario de la CIA, a quien señaló como parte de la red de “guardianes” que han clasificado, administrado y restringido el acceso a información sobre UAP y posibles restos de naves no humanas. Knapp explicó que estos funcionarios operan como intermediarios entre las agencias de inteligencia y los contratistas militares, controlando qué se desclasifica y qué permanece oculto bajo programas de acceso especial. Knapp completó su relato ante la audiencia comparando estas prácticas con las de otras naciones. Recordó haber investigado en Rusia durante los años 90, cuando el Ministerio de Defensa y la KGB recopilaron miles de reportes de avistamientos para un programa de análisis secreto llamado Thread 3, cuyo objetivo declarado era aprovechar la tecnología de los ovnis para desarrollar armamento superior.

Con este paralelismo, subrayó que Estados Unidos no solo ha seguido el mismo camino, sino que ha permitido que corporaciones privadas acumulen materiales y pruebas físicas fuera de la supervisión democrática.

“El pueblo ha sido engañado durante décadas. Se nos dijo que no había nada de qué preocuparse, mientras que detrás de puertas cerradas se guardaban naves, restos y tecnologías que superan todo lo conocido”, concluyó Knapp.

DYLAN BORLAND: TRIANGULO VOLADOR

Uno de los testimonios más impactantes fue el del exespecialista en inteligencia geoespacial de la Fuerza Aérea, Dylan Borland, quien describió un encuentro ocurrido en 2012 en la Base Aérea de Langley: a la 1:30 a.m. observó un triángulo equilátero de 30 metros que despegó desde un hangar cercano a la NASA. La nave parecía “fluida”, con una superficie negra metálica y destellos dorados como de plasma. Su teléfono se sobrecalentó y se apagó al estar bajo la nave, que ascendió a gran velocidad sin generar sonido ni desplazamiento de aire. Borland declaró además que tuvo acceso directo a programas de recuperación de accidentes de UAP y que, tras revelar información, sufrió represalias:

  • Bloqueo laboral en la comunidad de inteligencia.
  • Intentos de “phishing” para sonsacarle lo que había denunciado.
  • Manipulación de sus autorizaciones de seguridad.

“Cada día que estas verdades permanecen ocultas, nuestra Constitución es traicionada. El futuro de la humanidad será viajar a las estrellas o retroceder a la Edad de Piedra con esta tecnología”, sentenció.

JOE SPIELBERGER Y LAS FALLAS EN LA PROTECCIÓN A DENUNCIANTES

El asesor de políticas del Proyecto sobre Supervisión Gubernamental (POGO), Joe Spielberger, destacó que los denunciantes son “la primera línea de defensa contra la corrupción” y denunció que, en el ámbito de la seguridad nacional, las protecciones son mínimas.

Señaló que los denunciantes de inteligencia y militares enfrentan riesgos adicionales:

  • Pérdida de habilitaciones de seguridad.
  • Ausencia de organismos independientes que hagan cumplir las protecciones.
  • Represalias internas que los dejan sin salida laboral.

Spielberger propuso crear un mecanismo independiente para denunciantes de seguridad nacional, permitirles acudir directamente a tribunales y cerrar las lagunas legales que dejan expuestos a contratistas federales.

“Si no protegemos a quienes se atreven a hablar, solo perpetuaremos la corrupción y el secretismo. Esto es una cuestión crítica de seguridad nacional”, advirtió.

CONGRESISTAS EXIGEN RESPUESTAS: “NOS ESTÁN MINTIENDO” Y “ES UNA CUESTIÓN DE SEGURIDAD NACIONAL”

La ronda de preguntas entre congresistas y testigos se convirtió en el punto álgido de la audiencia. Legisladores de ambos partidos coincidieron en que el gobierno ha ocultado información crítica sobre los UAP y que las represalias contra denunciantes deben terminar.

“NO SON CHIFLADOS, SON MILITARES SERIOS”

El representante Jared Moskowitz (Florida) subrayó que los testigos no eran excéntricos inventando historias, sino profesionales con impecables carreras en la Fuerza Aérea, la Marina y la inteligencia:

“Sería más conveniente para el gobierno si fueran chiflados en un Winnebago con sombreros de aluminio. Pero no lo son: son militares con impecables antecedentes. Eso importa para la narrativa y para el pueblo estadounidense”.

Moskowitz afirmó con contundencia:

“Hoy es difícil saber qué es verdad y qué no. Pero sí sé cuándo nos están mintiendo, y claramente nos están mintiendo”.

Preguntado sobre lo que había visto, el marino Alexandro Wiggins respondió:

  • Que lo observado desafiaba todo lo que le habían enseñado.
  • Que no podía atribuirlo a programas de armas conocidos ni propios ni extranjeros.
  • Y que, tras descartar posibilidades, solo quedaban dos opciones: tecnología secreta gubernamental o algo “no de este mundo”.

El congresista Tim Burchett insistió:

“Entonces, o es un programa secreto de armas de nuestro gobierno u otro gobierno, o no pertenece a ningún gobierno y no es de aquí. ¿Está de acuerdo?”.
—Wiggins: “Sí, señor. Estoy de acuerdo”.

El congresista Eric Burlison dijo que: “Miren, yo no salto directamente a la conclusión de que creo que hay extraterrestres viniendo de otro planeta… pero estoy abierto a esa posibilidad”,

El exoficial Jeffrey Nuccetelli confirmó que, tras los incidentes en Vandenberg, un capitán de la Fuerza Aérea ordenó directamente a los testigos callar o enfrentar problemas.

“No hubo investigación seria. La información se reportó hacia arriba en la cadena de mando, pero luego se congeló”, explicó.

Añadió que, en sus experiencias, los objetos parecían incluso “responder” a la atención humana:

“Alguien veía una luz, la observaba, y entonces el objeto respondía, se acercaba, como si también tuviera curiosidad por nosotros”.

La congresista Nancy Mace (Carolina del Sur) abordó el tema más delicado: las represalias contra denunciantes como Dylan Borland.

—Mace: “¿Le parecía que realmente investigaban lo que usted denunciaba?”
—Borland: “No. Solo querían evaluar cuánto sabía”.
—Mace: “¿Sintió que intentaban proteger a alguien?”
—Borland: “Sí”.
—Mace: “¿Le hicieron sentir en algún momento que su vida corría peligro?”
—Borland: “Sí, señora”.

Borland reconoció que hoy teme ser acusado de espionaje, un delito que puede implicar la pena de muerte, si revelara detalles sensibles fuera de recintos clasificados.

“He perdido mi empleo, mi carrera ha sido destruida y sigo desempleado”, denunció.

La representante Jasmine Crockett (Texas) comparó el secretismo actual con episodios oscuros de la historia de EE. UU., como COINTELPRO y los programas de tortura. Preguntó al experto Spielberger sobre el uso abusivo de la “seguridad nacional” como excusa para ocultar información.

Spielberger recordó que incluso la Comisión del 11-S identificó la sobreclasificación como un factor que contribuyó al fracaso en prevenir los atentados.

“Las agencias deberían adoptar la divulgación por defecto, en lugar de clasificar automáticamente. La transparencia es vital para evitar errores y abusos”.

Crockett cerró con un mensaje al público:

“La falta de transparencia solo alimenta teorías de conspiración. La única manera de que este gobierno funcione es que cada empleado se sienta seguro al denunciar irregularidades”.

UN MOMENTO HISTÓRICO: EL CONGRESO EXIGE TRANSPARENCIA Y PROTECCIÓN A DENUNCIANTES EN EL “CASO UAP”

La audiencia sobre los Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP) no solo ofreció testimonios inéditos: también marcó un punto de inflexión en la forma en que el Congreso enfrenta un tema históricamente marginado.

EL CONSENSO: HAY OCULTAMIENTO

Los testimonios de militares, periodistas y analistas coincidieron en un mismo patrón:

  • Eventos reales y múltiples testigos que describen objetos con maniobras imposibles para la tecnología conocida.
  • Represalias directas contra quienes intentaron reportar.
  • Encubrimiento institucional mediante sobreclasificación y congelamiento de investigaciones.

La presidenta del grupo de trabajo, Anna Paulina Luna, lo sintetizó en su discurso inicial:

“Tanto si los UAP representan tecnología adversaria, un fenómeno natural o algo más allá de la comprensión humana, el Congreso tiene la responsabilidad de investigarlos. Lo que no puede tolerar el pueblo es un Gobierno que oculta la verdad”.

EL FUTURO LEGISLATIVO: UAP DISCLOSURE ACT 2025

Durante la audiencia se discutió la importancia de la ley de desclasificación conocida como UAP Disclosure Act of 2025, destinada a garantizar la entrega de información clasificada en un plazo determinado.

El denunciante Dylan Borland fue tajante:

“La verdad debe conocerse. Yo reduciría la ventana de siete años. El momento de actuar es ahora”.

En un Congreso a menudo marcado por la polarización en el contexto general, la audiencia mostró un inusual consenso bipartidista. Legisladores republicanos y demócratas coincidieron en que proteger a los denunciantes y restaurar la transparencia es una cuestión de seguridad nacional y de confianza en las instituciones.

“Debemos gobernar con transparencia. La falta de transparencia solo alimenta teorías de conspiración”, dijo la demócrata Jasmine Crockett.

“Sin protecciones, nadie más se atreverá a hablar”, agregó la republicana Nancy Mace.

Los testigos advirtieron que ignorar los UAP podría derivar en sorpresas estratégicas y pérdida de liderazgo tecnológico frente a naciones rivales que ya investigan activamente.

El exoficial Nuccetelli lo expresó con palabras que resonaron en la sala: “Que este sea el momento en que Estados Unidos elige el coraje sobre el miedo, la transparencia sobre el secreto y el progreso sobre el estancamiento”.

Como resumió el congresista Jared Moskowitz:
“No sé qué es verdad y qué no. Pero sí sé cuándo nos están mintiendo, y claramente nos están mintiendo”.

 



JOSE ANTONIO CARAV@CA


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martes, 9 de septiembre de 2025

EL CONGRESO DE EE. UU. RECIBE IMPACTANTES TESTIMONIOS SOBRE FENÓMENOS ANÓMALOS NO IDENTIFICADOS

 



La audiencia del Congreso de EE. UU. celebrada el 9 de septiembre de 2025 sobre los Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP), ha puesto sobre la mesa nuevos y reveladores detalles que sugieren un encubrimiento gubernamental de décadas sobre la naturaleza y el origen de estos fenómenos. La posibilidad de una tecnología no humana y el uso de programas de acceso especial para ocultar información al público y al mismo Congreso han sido ejes centrales de la discusión. Aunque como en otras ocasiones se han echado en falta evidencias o pruebas más allá de los relatos.

La presidenta del Grupo de Trabajo para la Desclasificación de Secretos Federales, Anna Paulina Luna, inauguró una audiencia crucial titulada «Restauración de la confianza pública a través de la transparencia de los UAP y la protección de los denunciantes». Durante demasiado tiempo, la cuestión de los Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP) ha estado "envuelta en el secreto, el estigma y, en algunos casos, el rechazo absoluto". Esta audiencia no se trata de "ciencia ficción ni de especulaciones", sino que aborda directamente temas de "seguridad nacional, la responsabilidad del Gobierno y el derecho del pueblo estadounidense a la verdad".

La presidenta Luna destacó la persistente falta de transparencia por parte del Gobierno federal y las comunidades de inteligencia en la investigación y divulgación de los UAP. Subrayó que, a pesar de los intentos del Congreso por crear canales formales a través de oficinas como la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO) y el Inspector General de la Comunidad de Inteligencia, los informes de UAP a menudo son "ignorados, ralentizados o recibidos con escepticismo". Ejemplos de esta opacidad incluyen la supuesta obstrucción de investigaciones y el ataque a testigos, incluso por parte del exdirector de la AARO, Sean Kirpatrick, quien ha sido calificado como un "mentiroso documentado".

La audiencia puso de manifiesto que el gobierno federal ha tenido un problema de sobreclasificación durante mucho tiempo lo que ha llevado a una desconfianza generalizada. La falta de cooperación y transparencia por parte del Departamento de Defensa y la comunidad de inteligencia ha sido un "obstáculo importante" para la investigación del Congreso, limitando el acceso a videos y archivos relacionados con incidentes de UAP.

La importancia de la audiencia radica en el deber de los representantes electos de "seguir los hechos, dondequiera que nos lleven", ya sea que los UAP representen "una tecnología adversaria, un fenómeno natural o algo que supera la comprensión humana actual". Luna enfatizó que "si estos objetos son de origen extranjero, suponen una amenaza directa para nuestra seguridad nacional" y si son algo desconocido, "exigen una investigación científica rigurosa, no burlas, ni secretismo, ni silencio". Además, señaló que las "naciones adversarias... también están estudiando estos fenómenos de forma agresiva".

Un pilar fundamental de la audiencia fue la protección de los denunciantes, quienes "arriesgan perder sus empleos, carreras, medios de vida y reputaciones" al hablar. La presidenta Luna afirmó que es "inaceptable" silenciar a "observadores mejor entrenados", como los pilotos militares, quienes temen por su carrera si revelan información sobre UAP. La audiencia representa un llamado urgente a la acción y un esfuerzo por "exigir transparencia básica al Departamento de Defensa y a la comunidad de inteligencia y/o a los contratistas militares". El pueblo estadounidense "no es frágil" y no tolerará un Gobierno que "oculta la verdad y castiga a quienes se atreven a hablar".Principio del formulario

Final del formulario

 

El periodista de investigación George Knapp fue la principal fuente de información sobre la supuesta colaboración entre el gobierno y el sector privado. Según su testimonio, el Programa de Aplicación de Sistemas Aeroespaciales Avanzados (AATIP), el mayor proyecto OVNI financiado por el gobierno de EE. UU., reunió una enorme cantidad de información que sigue siendo en su mayoría inédita, con un 95% aún sin publicar.

Knapp afirmó que el gobierno ha transferido información sobre estos fenómenos a  contratistas privados para eludir la Ley de Libertad de Información (FOIA) y mantener el secreto. En uno de los detalles más controvertidos, Knapp confirmó que  Robert Bigelow, un contratista de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), llegó a un acuerdo con Lockheed Martin para recibir "material inusual que había estado oculto y protegido en una instalación en California". La frase clave del testimonio de Knapp es que este material "no fue fabricado aquí". Esta afirmación sugiere un origen no terrestre o al menos no convencional de dicho material.

El Rep. Burchett resumió la posición del Congreso, afirmando: "el gobierno tiene algo, y debe entregárnoslo. Nosotros pagamos sus salarios... y el pueblo merece más de lo que recibe". Los testigos y legisladores coincidieron en que la falta de transparencia alimenta la desconfianza y las teorías de conspiración , y que la verdad sobre los UAP es vital para la seguridad nacional y la confianza pública.

Durante la audiencia, la naturaleza de los UAP fue un tema recurrente, con los representantes y testigos abordando directamente la posibilidad de un origen no humano. La Sra. Crockett, por ejemplo, destacó que si bien algunos UAP tienen explicaciones convencionales, otros carecen de ellas, abriendo la puerta a lo desconocido.

Los testigos describieron sus encuentros:

  • Jeffrey Nusatelli notó un patrón en los encuentros con UAP en Vandenberg, donde los objetos "respondían" y "se acercaban, investigaban", lo que sugiere un comportamiento intencional o inteligente. Sin embargo, cuando se le preguntó directamente si creía que el objeto que vio era de "origen extraterrestre", Nusatelli respondió que no podía afirmarlo "con certeza".
  • Alexandro Wiggins afirmó que el objeto que vio en el USS Jackson no tenía "explicación terrestre posible". El Representante Moskowitz planteó dos opciones: que la tecnología pertenecía a "un programa de armas de un gobierno propio o extranjero, o no es de ningún gobierno y no es de aquí". Wiggins estuvo de acuerdo con esta evaluación, dejando solo dos posibles explicaciones: tecnología gubernamental secreta o tecnología no terrestre. La Representante Mace concluyó que las opciones eran "tecnología extranjera avanzada, o algo que no es de este planeta", a lo que Wiggins respondió: "Así es".
  • Dylan Borland fue aún más enfático. Al describir el "triángulo equilátero" que vio, que no era ni tecnología estadounidense ni de un gobierno extranjero, afirmó que tenía "conocimiento directo y experiencia de primera mano con embarcaciones y tecnologías que no son nuestras". Borland sugirió que la información sobre los programas de "recuperación de accidentes de UAP" se fragmenta en "programas de acceso especial" (SAP) para ocultar datos incluso al Congreso.

Resumen de Casos Clave

Los testimonios presentados en la audiencia se centraron en casos específicos que demostraron la naturaleza inusual de los UAP:

  • Caso Vandenberg (2003-2005): Jeffrey Nusatelli describió "múltiples incursiones de UAP" en la Base de la Fuerza Aérea Vandenberg. El caso más notable fue el de una "enorme nave triangular, más grande que un campo de fútbol", que flotó en silencio antes de acelerar a una "velocidad imposible". Los testigos fueron amenazados para que se mantuvieran en silencio.
  • Caso USS Jackson (2023): Alexandro Wiggins testificó sobre un objeto "autoluminoso en forma de tic-tac" que emergió del océano y se unió a otros tres objetos similares. Los cuatro objetos luego "desaparecieron simultáneamente con una alta aceleración sincronizada, casi instantánea", sin dejar rastro sónico o de propulsión.
  • Caso Langley (2012): Dylan Borland relató haber visto un "triángulo equilátero de unos 30 metros" despegar cerca de un hangar de la NASA en la Base Aérea de Langley. El objeto ascendió rápidamente "sin mostrar perturbaciones cinéticas, sonido o desplazamiento de viento". La superficie de la nave era de un material que parecía "fluido o dinámico".

Estos casos, junto con las referencias a programas secretos y materiales no terrestres, refuerzan la conclusión de que la audiencia reveló evidencia de secretismo gubernamental, represalias contra los denunciantes y la posibilidad de que los UAP no sean un simple problema de seguridad aérea, sino una cuestión de tecnología no conocida y de procedencia desconocida. La urgencia por la transparencia y la desclasificación fue un tema central que unió a los representantes de ambos partidos.

 



JOSE ANTONIO CARAV@CA


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jueves, 7 de agosto de 2025

INFORME CONDON: LA MENTIRA OFICIAL QUE ENTERRÓ A LOS OVNIS




Durante décadas, el llamado Informe Condon ha sido considerado la evaluación científica definitiva sobre los objetos voladores no identificados (OVNIs). Y sus conclusiones negativas tomadas como palabra de ley.

Y aunque durante un tiempo se pensó que su escepticismo ante la realidad “extraterrestre” del fenómeno era legitima, pronto se descubrieron demasiadas lagunas en su investigación. Pero vayamos por el principio:

En plena efervescencia del fenómeno OVNI en Estados Unidos, y con la presión pública creciendo ante acusaciones de falta de transparencia, la Fuerza Aérea encargó a la Universidad de Colorado un estudio riguroso para investigar los reportes y, en teoría, cerrar el debate de forma concluyente.

Dirigido por el físico Edward U. Condon y publicado en 1969, el informe concluyó que el fenómeno OVNI “no justificaba una investigación científica adicional”, lo que desembocó en el cierre del Proyecto Blue Book, el último programa oficial de estudio de OVNIs por parte del gobierno estadounidense. Sin embargo, el informe fue objeto de duras críticas, tanto por su contenido como por las irregularidades en su desarrollo. Según el testimonio en primera persona del científico G. David Thayer, quien participó activamente en el proyecto, el estudio estuvo plagado de malentendidos, sesgos, decisiones unilaterales y una profunda desconfianza entre sus protagonistas.

Thayer se unió al proyecto en el verano de 1968, después de que el informe contratado al Stanford Research Institute resultara inútil para los objetivos del equipo: “el borrador preliminar… no contenía ningún análisis de casos reales de OVNIs, por la muy buena razón de que el contrato no lo exigía”. Fue entonces cuando Edward Condon, director del proyecto, pidió ayuda externa para resolver la situación. En una anécdota reveladora, Thayer recuerda haber aceptado el trabajo diciendo: “la notoriedad es mejor que el anonimato”, aunque luego aclararía que usó “notoriedad” en el sentido negativo. Su trabajo, junto con su asistente Burgette “Scotty” Hart, consistía en analizar los mejores casos radar-visuales del archivo para determinar si podían explicarse por efectos de propagación anómalos.

La figura de Edward Condon emerge del relato como alguien carismático pero profundamente parcial: “Condon me pareció un individuo flemático… parecía alguien que no quería que nadie supiera quién era realmente”. Aunque Condon le encargó revisar los casos más creíbles, Thayer sospechaba que su estrategia era usar los mejores casos para desacreditar todo el fenómeno: “Creo que él sentía que todos los casos OVNI eran ‘ridículos’, y por lo tanto la mejor manera de desacreditarlos era concentrarse en los mejores”. Una muestra del escepticismo de Condon quedó en evidencia durante una reunión del equipo cuando, al escuchar sobre el caso Lakenheath, respondió: “Creo que deberíamos publicarlo como un ejemplo de la basura que recibimos de la gente”. Más tarde, el archivo oficial del caso demostraría que la carta inicial de denuncia estaba bien fundada.

El enfrentamiento entre Condon y el físico James E. McDonald fue uno de los episodios más amargos del proyecto. McDonald, un defensor abierto de la hipótesis extraterrestre, era una presencia constante y conflictiva recuerda el autor. “Mi experiencia fue que el nombre de McDonald no podía ser mencionado en presencia de Condon sin alterarlo”. Años después, Condon diría a Thayer por teléfono que había “quemado los malditos archivos” del proyecto. Sin embargo, Thayer más tarde descubriría que los documentos estaban a salvo en la Sociedad Filosófica Americana en Filadelfia. El conflicto alcanzó niveles casi personales. Cuando Thayer intentó escribir un artículo para el AIAA Journal sobre el caso Lakenheath, McDonald se negó inicialmente a ayudarlo, diciendo que había estado “subimpresionado” por su trabajo. Finalmente, McDonald accedió a enviarle los archivos, explicando que Condon le había bloqueado el acceso a los documentos poco antes de retirarlos él mismo de la biblioteca.

Thayer relata varios momentos desconcertantes durante la investigación del proyecto. Uno de ellos fue la decisión de Condon de cambiar sistemáticamente “a UFO” por “an UFO” en los textos, justificándolo con el argumento de que debía pronunciarse “oofo” porque “rima con ‘goofy’”. En otro caso, al escribir sobre Lakenheath, descubrió que todos los nombres geográficos habían sido reemplazados por letras: “para evitar que los locos usaran los casos del Proyecto para sus propios análisis”, supuestamente dijo Condon.

Pese a las numerosas controversias, Thayer concluye que la mayoría del equipo científico trabajó con honestidad e integridad: “Todos ellos, con las dos excepciones de Condon y Bob Lowe… hicieron su mayor esfuerzo por realizar una evaluación justa y objetiva de los datos”.

Thayer opina que el informe final, más allá de las secciones escritas por Condon, sí constituye un estudio científico serio. Aunque critica con dureza la introducción y conclusiones del propio director: “son o trivialidades o tonterías… tan poco relacionadas con el contenido del informe que el lector haría bien en saltárselas por completo”. Y sobre el debate general de los OVNIs, el autor es realista: “Ni resultados positivos ni negativos fueron obtenidos… resolver el problema de los OVNIs con un contrato de medio millón de dólares es como echar un balde de agua al océano y tratar de medir el aumento del nivel del mar”.

 

EPÍLOGO TRÁGICO

El suicidio de McDonald en 1971 puso un punto final trágico a uno de los episodios más intensos de la investigación OVNI. Condon también falleció pocos años después. El informe no resolvió nada, pero sigue suscitando mucha polémica.

 



JOSE ANTONIO CARAV@CA

Fuente: “Inside the Colorado UFO Project” por G. David Thayer.


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